domingo, 5 de mayo de 2013
Expresionismo
El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios
del siglo XX, que tuvo plasmación en un gran número de campos: artes
plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía. Su primera manifestación fue en el
terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo francés, hecho
que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros exponentes de las llamadas
“vanguardias históricas”. Más que un estilo con características propias comunes fue un
movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos
artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual los expresionistas
defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la expresión de los sentimientos
y las emociones del autor más que la representación de la realidad objetiva.
Revela el lado pesimista de la vida generado por las circunstancias históricas del momento. La
cara oculta de la modernización, la alineación, el aislamiento, la masificación, se hizo patente en
las grandes ciudades y los artistas, creyeron que debían captar los sentimientos más íntimos del
ser humano. La angustia existencial es el principal motor de su estética.
El fin es potenciar el impacto emocional del espectador distorsionando y exagerando los temas.
Representan las emociones sin preocuparse de la realidad externa, sino de la naturaleza interna y
de las impresiones que despierta en el observador. La fuerza psicológica y expresiva se plasma
a través de los colores fuertes y puros, las formas retorcidas y la composición agresiva. No
importa ni la luz ni la perspectiva, que se altera intencionadamente.
Algunos de los principales pintores expresionistas son: Munch, Nolde, Heckel, Müller,
Schmidt-Rottulff, Kandinsky, Klee, Kokoschka. Algunos arquitectos: Bruno Taut, Walter
Gropius,Erich Mendelsohn, Hans Poelzig, Hermann Finsterlin, Fritz Höger, Hans
Scharoun y Rudolf Steiner.
"El grito" de Edvard Munch
Análisis de la obra:
Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que puede
simbolizar a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación
existencial. El paisaje del fondo es Oslo visto desde la colina de Ekeberg. El grito está
considerado como una de las más importantes obras del artista y del movimiento expresionista,
constituyendo una imagen de icono cultural
El cuadro es abundante en colores cálidos de fondo, luz semioscura y la figura principal es una
persona que mira hacia el espectador chillando su miedo mientras se apoya en la barandilla de
un puente que no tiene fin. La figura se tapa los oídos y da la espalda al sol, a la naturaleza, a
la gente, quizá porque todo parece estar en su contra. Esto nos esta hablando de su dramática
soledad, porque en esa postura no puede ver la silueta de una iglesia en la lejanía, los barcos,
aumentando así la sensación de total aislamiento. Completamente alejada de la realidad,
sucumbe ante el horror que viene de dentro. En el fondo, casi fuera de escena, se aprecian
dos figuras con sombrero que no se pueden distinguir con claridad. El cielo parece fluido y
arremolinado, igual que el resto del fondo
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