Los pintores realistas franceses compartieron una estética basada en la representación directa de la realidad: defienden una pintura sin argumento, una capturación simple de la realidad, en la cual lo fundamental es la forma en que se representa la imagen, y no su desarrollo narrativo. Los realistas intentaban plasmar objetivamente la realidad, querían representar el mundo del momento de una manera verídica, objetiva e imparcial. No podían idealizar. La única fuente de inspiración en su arte debía ser la realidad, no podían admitir ningún tipo de belleza preconcebida. La única belleza válida debía ser la realidad, y ellos, como artistas, debían reproducir esa realidad sin embellecerla. Cada ser u objeto tiene su belleza particular, que es la que debían descubrir. Estos pintores realistas, a través de sus cuadros, denunciaban el trabajo infantil y de mujeres y la carga horaria. Pintaban a los obreros, campesinos, paisajes y escenas de la vida cotidiana.
Los artistas más reconocidos de este movimiento son Honoré Daumier, Jean Francois Millet y Jules Bretón. Sin embargo, el principal representante de esta vanguardia es Gustavo Courbet.
"El taller del pintor" de Gustavo Courbet
Gustavo Courbet (1819 - 1877) fue un pintor francés, fundador y máximo representante del realismo, y comprometido activista democrático, republicano, cercano al socialismo revolucionario. Nació en un pueblo próximo a Besancon, en el Doubs alemán, cuyo paisaje refleja en sus cuadros. En 1845 expuso algunas de sus obras en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de París, pero al ver el rechazo del jurado hacia algunos de sus cuadros decidió inaugurar una exposición individual ubicadas en las proximidades del campo Marte, a la que bautizó con el nombre de "Pabellón del Realismo". Entre las obras que exhibió en dicho lugar cabe mencionar "El taller del pintor", en el que retrataba a todas las personas que habían ejercido cierta influencia en su vida.
Análisis de la obra:
Las figuras de las pinturas son representaciones alegóricas de varias influencias en la vida artística de Courbet. A la izquierda están figuras humanas de todos los niveles de la sociedad. En el centro, Courbet, trabaja en un paisaje, mientras se aparta de una modelo desnuda que es un símbolo de la tradición artística de la academia. A la derecha están amigos y asociados de Courbet, entre los que se encuentran los escritores George Sand y Charles Baudelaire, Champfleury y Pierre Joseph Proundhon.
Con "El taller del pintor", Courbet pone en entredicho la jerarquía de los géneros a través de una suerte de manifiesto personal, eleva la escena de género al rango de la pintura histórica, de la que, por otra parte, utiliza el formato. Courbet mezcla en este cuadro todas las características tradicionales: el paisaje, la escena de género, el desnudo, el retrato de grupo y el bodegón.
Dominan en la composición los colores ocres. La luz entra por la derecha a través de una ventana: esta luz es muy difusa y toma una coloración amarilla. El cuadro sigue siendo, no obstante, bastante oscuro, lo que proviene seguramente del hecho de que Courbet tenía la costumbre de pintar sus telas de negro parair después poco a poco hacia los tonos claros. El cuadro del centro, Courbet, su modelo y el niño son los elementos que están mejor iluminados y destacan en el lienzo.
Gustavo Couret pinta con la materia, a la espátula, de manera iracunda. Pueden verse los golpes de pincel. Despreciaba el acabado. El mismo prefería parecer torpe o nogliguente y verse acusado por sus errores de perspectiva y de anatomía, la tiesura y aspereza de sus figuras, antes que confiarse a fórmulas.
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